Ahora le decían Doña Marina

Ahora le decían Doña Mari.

Doña...Marina

Después de tanto tiempo su hermoso nombre se había reducido a Doña Mari.

Era extraño pensar que un personaje tan importante para el progreso de los extranjeros, hubiera sido despojada de su hermoso nombre.

Al haber nacido en el día en que el Tonalpohualli marcaba al dios protector Ehécatl, ella fue encomendada a esa deidad. Su nombre, según le contaban, había sido otorgado por el mismo dios. Quien al tocar los instrumentos con su viento, pronunció el nombre que ella portaba.

Malintzin; cómo extrañaba ese nombre.

Cuando Malintzin acompañaba a sus padres, quienes eran mercaderes; se fue dando cuenta, en los mercados de las grandes ciudades, que podía entender todos los idiomas. Y años más tarde, descubrió que podía hablarlos. Esto pasaba sin que ella se diera cuenta, sus conocidos le tuvieron que explicar lo que ocurría. Ella hablaba en náhuatl en su cabeza, pero de su boca salían palabras en maya, español, últimamente hasta francés.

A esta edad, le gustaba sentarse en la silla que daba hacia la costa; meditar, y reírse sobre cómo se habían ido trenzando los hilos de su vida, de su tierra, de su gente.

Su nombre significaba "hierba torcida" ¿Había sido ella la tejedora de tal trenza?

De algo que Malintzin estaba segura, era que siempre le habían temido. Nadie comprendía por qué o cómo podía comunicarse tan fácil. Nadie sabía que los dioses aún existían. Y como no lo entendían buscaban cualquier razón que les sirviese para justificar su don.

Podrían cambiarle el nombre, podrían decir que en verdad ella había sido hija de nobles, que su belleza provenía de aquella línea de la alta sociedad y que tenía una habilidad exuberante para aprender y comprender quiénes eran los ganadores en cada batalla. Creían que la utilizaban.

Podrían decir lo que quisieran. Pero ella sabía.

Cada vez que "aprendía" un nuevo idioma, cada vez que veía su reflejo y cada vez que escuchaba al viento cantar. Malintzin sabía que los dioses vivían y que de alguna forma u otra, ella, los tendría que acompañar.

Antes de su muerte, conjuró un hechizo.

Dicen que a veces cuando escuchas el viento, la oyes cantar, la escuchas susurrar:

"los dioses siguen vivos, recuérdalo y no te perderás."

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Este pequeño relato surge de un curso de escritura creativa. El ejercicio consistía en tomar un personaje histórico y darle un "superpoder".

Aunque pueda parecer muy fantasioso, hay datos que fueron tomados de la "realidad". Para aquellos que no conocen mucho sobre historia de México:

Malintzín, también conocida como "la Malinche" fue la mujer intérprete que ayudó a Hernán Cortés y a los españoles a comunicarse con los demás grupos indígenas para así vencer al imperio Azteca.

El Tonalpohualli es el calendario prehispánico que utilizaban para la agricultura, los nombres y las deidades protectoras de las personas.

¡Gracias a Mary por ilustrar el cuento!

Espero lo hayan disfrutado, xoxo

Feather Girl