Pausas en el Espiral de Corazonadas

Caminas hacia un cuarto obscuro, se escuchan a los lejos las voces de la instalación pasada. La instalación en la que tantos participantes y tú, grabaron su voz. Ahora, se repite en un loop que parece infinito y que pierde coherencia mientras te alejas hacia la siguiente sala. Esperas en silencio a que una persona te explique lo que tienes que hacer. Un texto introductorio habla sobre el corazón y presenta la obra: Espiral de corazonadas.

Te paras en el centro del cuarto obscuro, colocas tus manos sobre dos tubos que parecen sacados de una caminadora o algún aparato del gimnasio que mide tu ritmo cardíaco.
Piensas en el corazón.
Esperas.
La voz del ayudante del museo te recuerda que debes tomar los tubos con fuerza. Esperas.
Piensas que tal vez no tienes suficiente fuerza.
Esperas.
Tomas una bocanada de aire y justo antes de que puedas soltarla, sucede.
Un bombillo se ha prendido justo arriba de donde estás parada, su luz no es continua; el bombillo late.
Esperas unos pocos segundos y poco a poco la instalación cobra vida. Sueltas tus manos de los sensores mientras los focos se van prendiendo como una ola que los invade. Todos tienen una cadencia similar pero, alteran su movimiento.
No sabes porqué esbozas una sonrisa, y sin embargo ahí está.Estás completamente inmersa en ese universo de luces que respiran, poco a poco todas empiezan a latir al mismo ritmo tu corazón, o quizás del primer bombillo. Intentas escuchar el ritmo interno de tu bomba sanguínea, parece ser que la escuchas o la escuchas por que la ves. De pronto, las luces se apagan.
Vuelves a la realidad y te encuentras en el mismo cuarto obscuro del museo, sientes en la piel el frío del intenso aire acondicionado del museo MARCO, el clima, como le dicen acá.
Hay gente esperando su turno.
Caminas hacia los lados del cuarto obscuro mientras otra persona repite el procedimiento.
Ahí parada, te preguntas cómo unos focos y un sensor te hicieron cuestionar quizá por primera vez en la vida la función de tu corazón y cómo este es un órgano que nunca has conocido sin que pare de funcionar, tal vez ni siquiera lo conoces, pero pensaste en él.
También has pensado en la vida, en cómo extrañamente se materializó en esa obra para ser vista.
Entonces llega a tu mente el recuerdo de la conferencia de Jaques Derridá “Pensar hasta no ver” la cual estás segura de haber leído en cursos de filosofía estética.
Días después, cuando revisas los textos, encuentras la siguiente cita:

“... espectro es alguien o alguna cosa que se ve sin ver o que no se ve viendo, es una forma, la figura espectral, que oscila de manera totalmente indecidible entre lo visible y lo invisible. El espectro es lo que pensamos que vemos, "pensar” esta vez en el sentido de "creer". Hay ahí un "pensar que vemos", un "ver que pensamos". Pero nunca se ha visto pensar.”

Recuerdas el Espiral de Corazonadas, parte de ti cree que ha visto la vida reflejada en tal, y entonces sabes que es un espectro.
Pensaste que viste la vida, viste en la instalación la vida, aunque la vida no se puede ver, solo se puede pensar.
Sería poético decir que la vida sólo se puede vivir, pero cuando la vives no te das cuenta. El concepto de vida sólo existe cuando lo piensas.
Esta instalación funciona como una máquina, aquella creación humana que toma elementos inertes y por medio de una configuración de programación humana, mecánica y eléctrica, cobra vida. O por lo menos, muestra la ilusión de ella. Quizás de eso se trate la obra de Rafael Lozano-Hemmer, de encontrar figuras espectrales de vida y, a partir de la máquina...pensarlas.

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Este texto relata la primera vez que me encontré con la instalación "Espiral de Corazonadas" del artista Rafael-Lozano Hemmer. El texto corresponde a la primer crítica de arte que escribo sobre alguna obra, espero que hayan disfrutado leerla.

Otros datos:

Para la exposición Presencia Inestable ( donde se encontraba esta obra) el autor fue cuestionado acerca del rol que jugaba el espectador a lo que él contestó que sus obras eran incompletas ya que debían ser experimentadas por un público que formase parte de ellas. Argumentaba que era su forma de retomar la idea manierismo del “efecto especial” que incluye en el plano pictórico al público. Como historiadora del arte, me parece que sería un poco torpe decir que cualquier obra no está hecha para que un espectador la experimente. Todo arte está hecho para ser experimentado. Por lo que me parece que más bien su obra no es que tenga un efecto especial sino que entraría dentro de la categoría de “obra de inmersión”.

Si les gustó la obra, el texto o el artwork del título, no duden en decírmelo. Si no fue así, cuéntenme, toda crítica siempre será bien recibida en este blog, xoxo

Fg